Esta coordinación es importante para los bebés porque no son totalmente capaces todavía de usar y ver sus manos. Aprender esta habilidad crítica es parte del desarrollo motor temprano de los bebés. A partir de esta coordinación es que los bebés pueden interactuar con el mundo y comenzar a manipular lo que encuentran en él.
El juego es el principal ayudante en el desarrollo de estas capacidades tan intrínsecamente ligadas a las posibilidades de que nuestro bebé se alimente y se vista solo, con el paso de los meses.
El movimiento manual puede ser entrenado a partir de juegos de causa-efecto que demuestren lo que sucede en el tránsito de la movilidad a la inmovilidad de un objeto. Para esto sirven los sonajeros y todo juguete que haga sonidos. A medida que los bebés comiencen a manipularlos, veremos una familiaridad creciente que hará que, además de moverlos en sus manos, comiencen a prestarles atención con la mirada.
La mirada, por otro lado, se desarrolla a partir de otra serie de procesos. Estos dependen más bien de que nosotros seamos referentes permanentes de su mirada; llamar su atención, bailar enfrente de ellos, hablarles mientras nos movemos de un lado al otro de la habitación, favorecen la errancia de su mirada.
Como todo aprendizaje, la coordinación entre manos y ojos es un proceso, pero un proceso vital en el desarrollo y la evolución de nuestros hijos. Como decimos siempre: disfrutemos el proceso, pero no pongamos presión: queremos que lo disfruten y no que lo sientan un peso.
Nos leemos la próxima!
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