Hay un concepto muy sencillo de aprender por todos los que hacemos actividad física: entre más usemos un músculo o grupo de músculos, más fuertes se ponen, más hábiles y dúctiles son, y más fácil es hacer una práctica cualquiera. Lo que se nos suele pasar por alto en este razonamiento es que también se están produciendo cambios en nuestro cerebro, a la par que en aquellos músculos que estamos ejercitando. Y esto sucede básicamente porque nuestro cerebro controla todo.
Ahora imaginen el cerebro aún en formación de un bebé: su potencial de crecimiento y desarrollo es enorme! El cerebro de un bebé naturalmente mejora a medida que haga más ejercicio e interactúe con el mundo, ya sabemos. Pero estas transformaciones son más bien de orden cognitivo, es decir, de la calidad de sus interacciones. Pero hay más.
El cerebro de los bebés también se desarrolla “neuronalmente” y como músculo a partir del ejercicio y de la actividad física. Entre mayor sea el desarrollo “físico” de su cerebro, también es dable suponer que mayor será eventualmente su capacidad cognitiva y de reacción, y el rendimiento intelectual, en todos los ámbitos.
Dado que el mayor desarrollo del cerebro EN TODA NUESTRA VIDA se produce en nuestros primeros dos años de vida, lo que se logre en este tiempo nos durará para siempre.
¿Lo sabías?